Como quiera que aquí se bautizara
el
franco Clodoveo por San Remigio,
adquirió
esta ciudad grande prestigio
para
a los reyes encajar la tiara.
Por
ello es su catedral la más clara
muestra
de la fusión de la religio
y
el terrenal poder: un prodigio
ojival
que en era medieval se alzara.
No es posible un templo más fastuoso,
su
erección arquitectural hazaña,
y
hay sus estatuas que contar por miles.
Otro templo también alberga hermoso,
entre mística su aura y ermitaña;
ofrenda San Remi sobrios perfiles.
Y es a más capital del espumoso
al
que da el nombre su región, Champaña,
de
burbujas ligeras y sutiles.
Hoy es el turista el que en Reims
estancia,
cual
único rey que corona Francia.