Gusta llamarse del Spree la Atenas,
pretensión,
tal vez, algo presuntuosa,
pues
cabe reputar de artificiosa
esa
ostentación de ínfulas helenas.
Mas es cierto que no teniendo almenas,
sin
una fortaleza ni aun ruinosa,
compensan esa ausencia fastidiosa
frontones
y columnas por docenas.
Careciendo, por tanto, de alcazaba,
alzaron
en dos siglos sus monarcas
un
sinfín de edificios clasicistas.
Cuando la Edad Moderna
agonizaba
previeron
ya estos reyes genearcas
que
una edad vendría de los turistas.
Trocadas hoy del arte en embajadas
estas
arquitecturas dieciochistas
(por
medios acaso imperialistas)
reciben
de viajeros oleadas.
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