No es sin duda una
altanera montaña,
ni las nieves perpetuas la coronan;
sus humildes pendientes no ambicionan
ser dramático marco de una hazaña.
Mas su perfil carece de artimaña,
sus elegantes formas perfeccionan
el alma del ser al que apasionan
su aire y su luz y su belleza extraña.
Fascinó
desde siempre a las criaturas
que vieron la morada de una diosa
en la fuerza tranquila de su estampa.
Sus
nobles picos son arboladuras,
de una colosal nave y prodigiosa,
que sobre el altiplano riela y campa.
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