La lenta clepsidra de la historia
se encuentra en sus murallas confundida,
deambula por las calles aturdida,
buscando inútilmente escapatoria.
No consigue sentencia remisoria;
en su noble templo Diana está dormida,
la sobria catedral entumecida,
desvariada y perdida la memoria.
Amenaza la ruina a San Francisco,
es fugaz la existencia y pasajera,
su Capela dos Ossos lo proclama.
Si bien conserva poco del morisco,
es mora y es cristiana y es ibera,
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