Le
trae el buen gusto a Nueva York al fresco,
pues
triunfaron allí la desmesura,
la imitación, la copia, la mixtura,
junto
a la recta línea el arabesco.
Se distingue un remate plateresco,
labrada
con capricho la moldura
en
arcadas modelo de impostura,
sobre
un rascacielos gigantesco.
A nadie rinde cuentas don dinero,
de
nada se avergüenza, todo obtiene,
no
existe para él humilladero.
Aunque pugne el exceso con la higiene,
la
fortaleza exhibe del acero,
y
nada allí lo empece o lo detiene.
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