Un espasmo
febril la zarandea,
un tsunami remueve sus arenas,
circula adrenalina por sus venas,
que incansable su corazón bombea.
Sube y
baja amorosa la marea,
desveladas vigilan las almenas
cómo arriban turistas y sirenas,
feliz destino y fiel tras la odisea.
Mana color
su luz y poesía,
vasto crisol de todos los azules
nacidos entre el mar y el horizonte.
Contempla
un marqués esta algarabía,
en pedestal de púrpura y de gules,
con la grave nobleza de un arconte.
Si a sus
playas te lleva la corriente,
entrégate viajero a su esencia efervescente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario