dédalo abisal, horizonte esquivo,
insomne desazón, castillo altivo
en calle sin calzada y sin aceras.
Frente a la Alhambra sueñan las chumberas
entre un aire canalla y vengativo,
inhóspito, agraz, turbio y lascivo,
y paredes con plantas trepaderas.
Esconde cada iglesia una mezquita
y cada muro encalado un paraíso,
un jardín cerrado y misterioso.
Es morbosa su alma y cenobita,
su espíritu, silvestre e insumiso,
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