jueves, 31 de agosto de 2017

BATALHA, ALCOBAÇA Y TOMAR. LA TRINDADE PORTUGUESA



        Junto al sagrado lar de Aljubarrota
mandó erigir el rey un monasterio
y un gran templo de grácil presbiterio
que evocara de Castilla la derrota.

         En santuario devino, al fin, patriota,
perdido su papel de falansterio,
y evoca que del orbe el planisferio
los lusos perfilaron con su flota.

        Mas ya existían cerca dos conventos:
un suntuoso cenobio cisterciense
y el que antaño fundaran los templarios.

        Fueron los tres, por siglos, opulentos,
de innegable inspiración castrense,
con fasto y esplendor extraordinarios.

        Del arte manuelino y sus portentos,
de imponente grandeza escurialense,
exhiben repujados relicarios.

        Hoy el turista ve de una tacada,
y aun mete a Fátima en el lote,
esta admirable terna en tan solo una jornada.