Dedicado con afecto y
gratitud a los compañeros del
Ceper Albayzín de Granada,
que compartieron el viaje
Es trasunto este viaje de la vida,
y
el cauce del río el de la existencia,
que
discurre con desigual cadencia
entre
riberas de floresta henchida.
A cada trecho la nave es detenida,
una
esclusa le impone su exigencia;
parar,
templar, armarse de paciencia,
con
cautela salvar la decrecida.
Y en cada puerto espera una sorpresa:
un
pueblo, una ciudad, un monumento;
goce
y deleite, de belleza ofrenda.
Mas lo esencial de la fluvial empresa,
que
traer puede la gloria o el tormento,
es
hacerla en comitiva grata.
Y
la que tuve, amigos, fue estupenda.