Es tierra de enigmas, vientos y leyendas,
de
un mítico reino y de un ducado altivo,
de
una lengua antigua y de un mar bravío,
con
cientos de menhires como ofrendas.
La surcan umbrosas y amenas sendas
(algunas
veces de horizonte esquivo)
y ríos serenos, de fluir furtivo,
que
al mar se entregan sin retar contiendas.
Marítima, marina y marinera,
guarecen
sus ciudades dulces puertos
y
las ostras maduran en sus playas.
Disfruta de una vasta primavera,
aunque
tengan la fama sus inviernos
de
inclementes ser y anhelar batallas.
Arte y cultura y tradiciones populares,
el
misterioso arcano compendian de estos lares.