Dedicado a José Manuel Cuenca y a la asociación cultural
albaceteña El Sueño del Murciélago, que preside, como recuerdo
de una gratísima y simpática velada.
Por donde pasan todos los caminos,
la
tierra libre y franca de los llanos,
anegada
hace siglos por pantanos,
háyase
una urbe de insólitos destinos.
Aunque privada de históricos padrinos
(la
ausencia de arrogantes altozanos
no
alentó a fundarla a los Romanos),
el río de la Historia traza cursos finos.
La
antigua capital de las navajas,
al obtener las suyas gran prestigio,
se ha ido dilatando en su llanada,
que brinda, en su amplitud, vastas
ventajas.
Que hoy fabrique autogiros es prodigio,
y aún más que sea base aeronáutica avezada.
Pacífica
ciudad, y aunque parezca asceta,
a veces descocada, amena siempre y
discreta.